
Cuenta la leyenda que allá por finales del s.XV el aristócrata de Milán Ughetto Atellani de Futi se enamoró de la hija del panadero y se hizo pasar por un aprendiz para poder pasar más tiempo en su compañía. Allí, para demostrarle su amor, inventó un pan dulce con un ligero sabor a naranja y frutas confitadas. Él éxito del pan fue tal que toda la ciudad acudió en masa a comprarlo. Y así nació el famoso panettone.
Estas pastas son típicas de estas fiestas en Italia. De textura esponjosa y un dulzor que no empalaga está tan bueno solo, como untado con un poco de mantequilla o mojado en el café del desayuno.
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